lunes, 24 de octubre de 2011

 Información

Se le notifica a los estudiantes de la sección de los jueves, que la misma fue eliminada por la baja asistencia de los alumnos. Estos deberán reubicarse en la sección del lunes o el martes.

lunes, 3 de octubre de 2011

Libros recomendados



Título
Autor
1
El General en su laberinto
G. G. Márquez
2
El amor en los tiempos del cólera
3
Ficciones
J.L. Borges
4
El Aleph
5
 La novela de Perón
T. E. Martínez
6
El Quijote
 Cervantes
7
Cartas Cruzadas
Jaramillo Agudelo
8
El país de la canela
W. Ospina
10
El Amante
 M.Duras
11
 Olga
Fernando Morais
12
 Las venas abiertas de América
Eduardo Galeano
13
Barry White no es el único que sabe de amor
Roberto Echeto
14
El vano ayer
Isaac Rosas
15
Los 4 Reyes de la baraja
Francisco Herrera Luque
16
Pedro Páramo
Juan Rulfo
17
Horacio Quiroga
Cuentos escogidos
17
Rafael Pocaterra
Cuentos grotescos
18
Ricardo Piglia
Blanco Nocturno

lunes, 4 de julio de 2011

“Tiempo y Memoria de Luis Hómez” Será bautizado en La Estancia este jueves 7 de julio

                 Como un homenaje a su ejemplo y a su constancia este 7 de julio será bautizado el libro “Tiempo y memoria de Luis Hómez” de Morelis Gonzalo Vega en La estancia, Edificio Las Laras, Av. 5 de julio, a las 6 pm.
                   Esta obra- explica la autora- se ha publicado gracias al auspicio de la Alcaldía Bolivariana de Cabimas, en especial a su alcalde Felix Bracho y  William Cabello, razón por la cual su distribución es gratuita. Este libro ha significado un largo recorrido por la historia de la vida de Luis, del país y del MAS. Son como tres historias paralelas que dan cuenta del quehacer de un hombre que dejó su impronta por estas tierras, que se convirtió en El Defensor del Zulia y es considerado Patrimonio Espiritual de la región. Veinte años después su memoria sigue siendo un faro.
                 Este trabajo fue realizado como las técnicas del periodismo, como un gran reportaje investigativo. Lo inicié en la Fundación Luis Hómez en el año 1997, de donde salió una primera versión que está en la web y lo concluí en el 2011. Ha sido un largo recorrido tratando de entender un país que me explica y me contiene, señaló la autora.
                 Estas 261 páginas son un largo transitar que comienza en 1947, año en el que nació Luis, atraviesa su vida en especial, su vida pública, contando los diversos avatares que le tocó enfrentar, desarrollando un liderazgo sin precedente en la región y en el país. Hace especial énfasis a los 13 de vida activa que tuvo Luis Hómez en las filas del MAS, donde rápidamente se destacó alcanzando lugares significativos en la dirigencia política y en el liderazgo social.
                 Así comenzó una fulgurante carrera que lo llevaría a ocupar diversos cargos: desde concejal hasta virtual gobernador del Zulia, de no haber aparecido “ el maligno” y no haberse realizado el fraude entre adecos y copeyanos para poner de gobernador a Oswaldo Álvarez Paz.
               Lamentablemente su liderazgo no dejó escuela, pero su ejemplo sigue siendo un faro  en estos momentos de fariseísmo político, donde la política debe ser reivindicada como un apostolado social, comprometida con los más débiles y los más humildes.
               Los esperamos entonces el jueves 7 de julio, donde además estarán participando Atenógenes Urribarrí y el  Núcleo de Expresión Musical  de la UBV, quienes amenizarán la velada y este reencuentro que promete estar a la altura de Luis Hómez.

viernes, 10 de junio de 2011

La Metáfora: un encuentro entre lenguaje, pensamiento y experiencia

http://es.scribd.com/doc/57560937/metafora-clase2-0

DEL ARTE, DEL CONOCIMIENTO Y DE LAS CIENCIAS de Ofelia Soto


Ha habido entre la ciencia y el arte una interacción sostenida a lo largo del tiempo. Muy notoria fue su relación en el Renacimiento. Conocemos de sus aplicaciones en las artes, aunque a veces, se olvida que las grandes corrientes de la modernidad y posteriores, estuvieron fundamentadas en conocimientos científicos que laboriosa y solitariamente adquirieron los artistas.

En los inicios, el primer hombre que hizo distinción de tonalidades en el agua clara que bebía, o en la tierra que pisaba,  se sirvió de ellas para marcar linderos espirituales,  propiciar la caza , señalar fecundidad, vida, sangre, advertir lluvia, tinieblas, oscuridad o simplemente expresar el miedo.  Siglos de registros persistentes en las antiguas culturas indican que no había distinción entre mirada de artista o de científico, pues no había diferencias entre arte, vida y conocimiento. Hubo si,  posibilidad infinita de versiones, de recuentos; sólo que, la peculiar mirada  de científico, le llevó paso a paso a  comparar y corregir su mirada con la de los otros, para guardarla decantada como conocimiento verdadero  sobre el que construir y perfeccionar la comprensión del mundo.   Mientras que el artista,  por el camino  perdió ese afán de verdad universal ó  lo cambió por el protagonismo.

Por lo cual, quisiera citar aquí palabras venidas de la boca de un científico que, en 1954 en la Universidad de Columbia, hizo reflexiones sobre los “Prospectos del arte y de las ciencias”. Sus palabras desde hace cincuenta y dos años se han  mostrado cada vez más acertadas  hasta este día puntual  en que serán leídas y dicen así :

“La especialización en la ciencia es un inevitable acompañamiento del progreso, sin embargo, es un desperdicio cruel lleno de peligros  ya que, tanto de lo que es hermoso e iluminador se ha seccionado de la mayoría del mundo.  Lo apropiado al papel del científico es no sólo encontrar nuevas verdades y comunicarlas a sus semejantes, sino enseñarlas intentando aportar la relación más honesta e inteligible a todos los que intentan aprender.”……Más adelante agrega:

 “El artista depende de una sensibilidad y una cultura común, en un significado común de símbolos; en una comunidad de experiencias y de modos semejantes para describirlas. El no necesita escribir para todos o pintar  o representar para todo el mundo. Pero su audiencia debe ser el hombre; debe ser el hombre y no un grupo de expertos y especializados colegas.  Hoy eso es muy difícil.  A menudo, el artista tiene un punzante sentimiento de gran soledad pues la comunidad hacia la cual se dirige está grandemente ausente ya que las tradiciones y la cultura, los símbolos y la historia, los mitos y la experiencia común , cuya función es iluminar, armonizar y reflejar se han disuelto en un mundo cambiante.
            Existe, es verdad, una audiencia artificial mantenida para mediar entre el artista y el mundo para el cual trabaja, que es la audiencia de críticos profesionales, los divulgadores  y los  promotores del arte.
 Aunque el  crítico, tal como sucede en la ciencia,  llena una función presente y necesaria para introducir algún orden y alguna comunicación entre el artista y el mundo,  nada puede agregar a la intimidad, la inmediatez y la profundidad con las cuales el artista se dirige  a su espectador.” (1)

              Hoy, en el arte, con la libertad que da el rompimiento de todos los cánones más el distanciamiento virtual por los medios de divulgación, se  acentúa la pérdida del interlocutor, tanto así como en una  relación directamente proporcional a la pérdida del sentido del arte.  No en balde cerca de los años sesenta  y arrastrando a Duchamp, se inicia una búsqueda frenética del artista por una definición esencial del arte y sus objetos, definición que explique, justifique y que de lugar a una nueva  práctica.

Es que en 1917,  se da la aparición en el Museo, gracias a la inteligencia y el poder de Duchamp, del objeto duchampiano  esto es, el objeto consagrado en el “templo”  o sea el “objeto museable”  y con esto,  quedará definitivamente  estropeada la definición de los objetos antes coleccionados como Arte gracias a sus atributos  bien definidos; categorías ya para ese entonces viejas en la catalogación del  objeto de arte.

El objeto trastocado en su  antiquísimo valor de uso, en la eficacia de su factura, en el oficio de su manufactura, sea lo que fuere;  fetiche, herramienta o símbolo, desde entonces  pasa a ser, por obra y gracia del Museo, un objeto de arte  que por el mero hecho de  estar puesto allí  deviene en un objeto más de la “cultura”   del sofisticado mundo  intelectual.

 La reflexión se complica en 1929  con el famoso cuadro, “La traición de las imágenes”  del surrealista Magritte, que muestra la pintura de una pipa en un cuadro que  con letras sobre la imagen dicen: “esto no es una pipa”.  Claro,  un artista de siglo veinte como él  interesado en la relación de las palabras y la imagen de las cosas  sabe, desde los años treinta,  que la representación   no es  la  realidad. Lección que el espectador de la televisión actual  parece todavía  no haber aprendido. Más tarde, en 1984, la gran artista conceptual Barbara Kruger  habrá de decir en letras  “Lo que ves es lo que obtienes”. Nada más.

  En el arte contemporáneo, la confusión se acentúa cuando el arte es practicado indistinta e indiferentemente, sobre definiciones Intelectuales diversas y caducas.  Definiciones erráticas e imprecisas, derivadas en ocasiones de malas interpretaciones o de traducciones erróneas del idioma original  vg.  “propuesta” por “statement”, palabra que en verdad significa en inglés “declaración” o “aseveración” categórica,  y  tiene que ver con la lógica, el lenguaje y la verdad y que se convierte en el arte descontextualizada de la filosofía , alegremente,   en algo así como  un género de arte tolerante, a medio camino entre cualquier cosa. Aunque últimamente, se trate de una interpretación escrita por el artista sobre la propia obra,  a modo curioso de metalenguaje que usualmente desfavorece al primero, a menos que sea una simple explicación racional de la propia irracionalidad. Situación esta que dificulta  a los expertos, definiciones filosóficas más rigurosas del arte; como no sean aquellas que  aún lo pueden calificar de heterodoxo, yuxtapuesto, fragmentario, transversal, patidifuso y etéreo.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Es que, luego de la segunda guerra mundial, la Metrópolis del Arte pasó de Europa con los artistas europeos y todas las escuelas de la modernidad a los Estados Unidos, donde se remueven, entremezclan  y brotan las corrientes actuales  del variopinto arte hegemónico. Pero precisemos: en los años sesenta, practicar  un arte a conciencia sobre el concepto del arte; definirlo y documentarlo,  era una actitud y una  actividad muy remota a la de un arte manierista vaciado de sentido, aún hoy llamado “conceptual”  en conservada etiqueta de la conserva que ya se devoró.
  Aquí es bueno y justo y debe quedar bien claro  decir,  que actualmente  hay grandes ejemplos de artistas latinoamericanos que son conocedores a fondo y  han desarrollado con excelencia la tendencia intelectual del arte conceptual originario.  Aunque, si se les preguntara, posiblemente dirían de sus  grandes esfuerzos en investigaciones y lecturas solitarias acerca  del arte, la historia, la ciencia y la filosofía.

Recuérdese que los iniciadores del arte conceptual en los Estados Unidos, siendo algunos profesores, eran filósofos-artistas  que con la  licencia  Duchamp y la carga extra de la filosofía, se dieron a una práctica en que  las influencias de las filosofías del  conocimiento y del lenguaje como las de Carnap  y  Wittgenstein  más el pragmatismo  de Dewey , produjeron un arte erudito que ha perdido su razón de ser. El tiempo habría de desfigurar ingenuamente las “proposiciones”  lógicas de las  teorías de Wittgenstein, confundiendo “un estado de cosas” con un amontonamiento de cosas. “Cosas veredes” convertidas en  “propuestas” montadas sobre olvidadas o perdidas  definiciones del arte.

 En aquella segunda mitad del siglo pasado otra cosa era hacer  y decidir racionalmente que el  Arte es efímero,  eventual,  participativo  y  colectivo.   Decir de su esencia en texto escrito. O  mostrar que es solitario y expresivo. Decidir si es auto referente o simbólico como lo quería Susan Langer. Lo cual  hizo del arte,  en su punto y lugar , la práctica de un arte cuyo sentido y razón de ser nacía en el corazón interno del contexto social de su momento histórico. Recordaremos que, por esos años de la guerra de Viet Nam, se publicaron más artículos y libros sobre estética que  los publicados en épocas anteriores,  por cierto que,  una respetable cantidad  de los cuales fueron escritos por los propios artistas norteamericanos que dieron origen y nombre a  las actuales corriente del arte. Fue, momento de despertar intelectual en los E. Unidos, en que se  reinicia la apertura  y entremezcla de los géneros. Espectacular en las acciones del arte. Momento sensacional en la estética; descubrimiento del papel activamente participativo del ojo del espectador. Momento de cambio  y  aceptación de lo anteriormente rechazado por impuro, popular, cursi o  de “mal gusto” como lo era  el “kitsch”.  

Henry Flynt, (2) Lawrence Weiner, Michael Kirby, J. Kosuth y Sol Lewitt, crearon y consolidaron al “arte conceptual” . Lo del Cesar  al César.  Todos ellos entendidos en lingüística, podían distinguir la diferencia entre conceptual, conceptuoso, conceptista, etc. Ninguno de ellos ignoraba  que el concepto, por propia definición, está en la mente aunque pueda expresarse en palabras. Ellos sabían pues, que la idea puede ser intuición, metáfora o alegoría realizable, más no un objeto físico concreto, ya que idea, que no sea la “platónica”, al ser presencia física ya no es idea.  Croce antes  y Colingwood (3) después,  se ocuparon profusamente de este problema fundamental en el arte. Entonces era  un nuevo pronunciamiento, aseveración , “statement” , concepto filosófico sobre la  esencia del arte . Texto, lenguaje y… finalmente… práctica sobre lo que es ó  se supone que es, la propia naturaleza del Arte. Deriva y concreción de las preguntas que se  hicieron fundamentalmente los artistas de los años cincuenta sobre la esencia del arte. ¿Qué era el arte? ¿Donde está?  ¿Está en la mente? ¿En el medio? ¿En la acción? ¿En la idea? ¿En la proposición lingüística? ¿En su realización? ¿En el acto de creación o en el de recreación?  Semánticamente, es claro, la palabra  Arte implica no sólo la definición del arte, sino asimismo  el  proceso, la participación, el hecho,  la acción y los objetos resultantes que, por diversas razones, han sido adjetivados con la  misma palabra.  


 En esos fecundos años  de los campus  universitarios norteamericanos, el “arte conceptual”  impuso  un modelo de arte intelectual que  entre vericuetos linguísticos y filosóficos  supo escabullir solapadamente, el destino  material del objeto del arte. Cuestión que por cierto, entre tantas otras definiciones, puso en jaque  la definición del objeto “original” y la “copia”. Haciendo tropezar al mercado. 


Es que, justamente, de eso se trataba el arte de mediados de siglo pasado. Happenings, Performances, Arte efímero y de participación, de calle y hasta el “land art”, surgieron de las definiciones propuestas  sobre la esencia del arte, practicado por artistas radicales, hartos del mercado. Si se piensa que la mercancía tiene un valor relacionado con el tiempo invertido en su fabricación, el arte siendo efímero, será invalorable. La cuestión no era la renovación del repertorio de las formas, sino rescatar al arte de la enajenación del mercado. Para Kosuth, (4) por ejemplo, la nimiedad, la intrascendencia  y hasta la ausencia de concreción del arte  eran parte de la  estrategia. Sin embargo los tiempos cambian y hace unos 3 años, J.Kosuth propone una nueva relación, apacible, del artista con el crítico, con el curador y con el coleccionista, a modo de reactivar el significado de la obra,” la recontextualización” desde el “texto y su contexto” para  el espectador.  Pero en 1961, hasta  Düsseldord habían llegado, en pleno furor  las ideas del norteamericano Jhon Cage.  FLUXUS proponía al arte como estructura musical  y entreverado DADA,  Beuys, siempre idealista sarcástico , teatral y cómplice, recurría a un remodelado simbolísmo, con su silla en el 64, complicando  los gastos de los museos en las colecciones de arte contemporáneo. Y ¿ Cómo podría adivinar Kosuth que sus 3 sillas de instalación efímera, persistieran 40 años reinstalándose en los museos? .

Arte paradójico es el “conceptual”.  Nacido como  genuino hacer sustentado en el ejercicio filosófico, aún cuando  desencuadernado de la Idea del arte fue reflexión-acción,  por lo demás por derecho adquirida en la pura y simple circunstancia del quehacer humano.  Letra que significa Arte, más que material que representa Arte.  Acto mental y atributo. Lúcido pensamiento de desestructuración y reunificación de toda definición gastada. Praxis que en poco tiempo  elaboró sus propias reglas de sentido y documentación  que  no portaban importancia material alguna. Al menos así  era la intención primera.

 Queremos, por lo que representa, detenernos en Sol Lewitt, quien aumentando la desazón y el desconcierto con sus “Parágrafos” (5) sobre el arte conceptual, genialmente  detalla  ideas sobre la carencia deliberada de sentido  y la gratuidad en el arte. Como artista aún obediente a Duchamp, Lewitt reniega de cualquier finalidad arquitectónica o de otra índole en el arte. Y en su definición de la “pieza realizable” considera series de variantes, además de  admitir una miríada de posibilidades entre las que debe contarse  la posibilidad de no ser realizada  . Pero,  la “pieza realizable”  de hecho y paradójicamente, tiene la finalidad que tiene todo proyecto. Y podría considerarse como una verdadera estructura arquitectónica que arranca de proyecciones del diseño  de la cuadrícula,  de la rejilla o de la retícula como  eje de una matriz modular.  (6)


Auténticos conocimientos ejerció Lewitt,  artista de  especial sensibilidad por el espacio,  conocimientos adquiridos en la práctica de quien en 1959 se ganó la vida en el Museo de Arte Contemporáneo de New Cork  y  quien, nada menos que,  trabajó con el arquitecto I.M. Pei . Su bagaje de conocimientos sobre arquitectura comprendía a  Le Corbusier  y  Mies Van Der Rohe,  y como ellos mismos, traía entre sus herramientas al estructuralismo ruso de los años veinte. Pese a lo cual, como buen  artista rebelde atacó, precisamente, la escala antropométrica de Le Corbusier  con la suya propia. Escala  generadora de importancia extrema en el arte “minimalista”. La etapa de su obra pictórica de interacción de los colores primarios y la línea sobre el muro, sigue siendo hasta la fecha.  modelo  de moda y decoración en  arquitectura. 


De modo que el “Arte conceptual”, pese a su nombre, es tesis que  desde entonces ya traía en el seno del soporte, escondida de regreso la semilla del objeto. En la documentación, esto es en  la fotografía y  la maqueta,  es decir en  propio cuerpo de carne y hueso , reaparece contradictoriamente  el objeto, nuevamente físico e impertinente a la definición primera, la de Henry Flynt, de un  arte esencialmente mental.


 Fue la de Sol LeWitt tesis soberbia,  perdida hasta para el propio artista en ese trajín desencadenado posteriormente para el rescate desesperado del  tambaleante poder del mercado. No obstante fue un arte  que antes de volverse macarrónicamente objetual es significante y nutritivo movimiento de las varadas y variadas tendencias del Arte internacional.  Un Arte que en sus inicios sólo contuvo elementos de lenguaje, hoy es mixto  y contiene elementos de lenguaje, salud, sexo y violencia.

 En este segmento de la historia, al que  Victor Guedez ha llamado “la agonía de la modernidad”, ésta agonía ha sido  propiciada  por la  indiscriminada  y voraz   apropiación  formal ,  dejando a los modelos  vaciados y viciados. En este sueño último de post, postmodernidad, vemos un arte de siglo XXI, de variados orígenes, disperso entre  sistemas distintos y abundosos en significación. Arte diverso en la expresión, que a veces se presenta con el disfraz  de“propuesta”  tristemente documentada.   Difusa aseveración  física   sin texto y    hasta sin argumentación  utilizando  vagamente la recete formal, la añeja fórmula, donde  se hace evidente una falta de divulgación de los estudios teóricos sobre arte, de  compaginación y  coherencia. Hoy nos preocupa, la popularización y desconocimiento del arte llamado “conceptual”.  Y uno pregunta cómo puede un artista contemporáneo volver a ser  inocente que no sea siendo ignorante, al igual que se pregunta por lo que podrá hacer un artista dentro de unos años si no trabaja en equipo y no aprendió ayer a manejar la computadora, cuando el arte digital desde hoy está dictando pautas. El arte tecnológico data de fines de siglo antepasado.

Ahora que vemos al artista independiente transitar caminos entorpecidos  por el difícil acceso a una investigación  académica plural e interdisciplinaria; cuando es sensible la ausencia de cooperación intelectual, o en su defecto un acceso común a la información de los misteriosos “Think Tanks”  de la cultura;  al artista se le  hace cuesta arriba el debido conocimiento teórico y  analítico de la estructuración del arte actual.  Así que el “arte conceptual” , bien sea por confusiones semánticas, por discursos superpuestos, por “snobismo” o por simple y llana ignorancia,  parece  haberse   convertido en un bolsillo de payaso tartamudo que hoy aceptamos sin parpadear.

         Bien entrado el año 2006, el arte joven, ya no tan joven, ahora gusta ser mimético, hermético, iniciático, en suma inaccesible.  Aunque, entre la confusión  crece,  recoge sus pasos avanzando entre destellos y  oscuridades.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Hablo por los que vendrán,  justamente porque sé que el arte nuevo surge incontenible desde las fuentes naturales de la inmediatez.   Al artista en libertad no le detiene la catalogación y el archivamiento.  Por eso mismo creemos que debiera darse a los jóvenes que van a dedicarse al arte, la oportunidad de conocer a fondo, las causas, situaciones, logros y  debilidades del  hoy llamado arte hegemónico,  pues le espera lo que será un difícil ejercicio.
                                                              
 No es menos importante reconocer a críticos y curadores que hacen esfuerzos mediante “convocaciones temáticas” y “fichas extendidas” para ayudar a resolver el  difícil conflicto de la ausencia de inteligibilidad.  El problema, lo sabemos, no es simple pues tiene relación con el conocimiento y las circunstancias particulares del artista, con el criterio del lugar donde se  produce la obra, con la moda, el mercado y el lugar de recepción.  Sin cerrar los ojos no podemos negar que hoy se hace arte para el arte. Vemos que el criterio se dicta desde lugares distantes, tan distantes al artista, como lo es llegar al Museo. Entonces,  lo mejor será tomar en cuenta que la inteligibilidad de  la obra o del hecho de arte  dependerá de que  sea construido  en,  o fuera del  contexto sociocultural . Tomar en cuenta que  precisamente allí estriba  lo que dará  el sentido o el sinsentido al arte del tercer milenio.

A veces los artistas solo miran su trabajo particular y  poco se detienen  en la reflexión  conciente   y naturalmente  menos en el  proceso inconsciente  de los modos de conocimiento.  El conocimiento que  inductivo y deductivo, mediante imágenes mentales y  símbolos correspondientes  se ordena con el entendimiento, es sin duda  más complejo en  el caso de la expresión icónica  que involucra,  ineludiblemente,  cualidades de la conciencia venidas de las circunstancias culturales, materiales  y fisiológicas.  


En cuanto a la definición del objeto del arte, de sus objetos,  y  la propia definición esencial de lo que es arte; así fuera el caso de encontrarse semiabandonada por la filosofía,  no debiera ser tomada y refrita por los artistas con la licencia Duchamp. Bajo pena de  terminar reclinándose, incómodamente, al arbitrio individual de los curadores, promotores, divulgadores y galeristas.

Al final a todos concierne el aparente distanciamiento, la brecha actual entre el  conocimiento, el arte y la ciencia. Esta podrá atribuirse al desarrollo acelerado de aplicaciones tecnológicas, a la práctica especializada, ó a las diversas técnicas de investigación. Podrá atribuirse incluso al afán de taxonomía, categorización y clasificación, seguramente necesarios a la debida  profundidad del conocimiento.

 Lo cierto es que el vocabulario especializado y la precisión requeridas dificultan la interacción, el entendimiento y la comunicación   que se encuentran   seccionados en equipos humanos de comunidades cerradas, cosa que sucede hasta en el caso de las disciplinas humanísticas de común afinidad.

Frecuentes intentos interdisciplinarios en los pensa  académicos de las universidades y las cátedras libres latinoamericanas aún no facilitan un conocimiento reticular  flexible e incluyente para el artista.  El Arte, que es un modo de expresión del conocimiento, se arrincona y reduce al disfrute honesto de los ocios dominicales.

Lo común  es que artistas independientes a quienes interesa el conocimiento y no los títulos universitarios,  no puedan tener libre acceso a estudios académicos, digamos, sobre cuestiones como la psiqué del hombre. Ni tengan oportunidad de investigación académica alguna en las ciencias o tengan lecturas dirigidas hacia  estudios antropológicos, sociales y políticos que son, al fin y al cabo, los que le compete y los que suele expresar.


Ahora cuando el artista contemporáneo quiéralo o no, está involucrado hasta los tuétanos en el concepto del arte, con frecuencia   no tiene acceso tutorado   a escritos sobre filosofía del arte o psicología de la percepción.  Los estudios sistemáticos son restringidos.  Se hace normal  entonces,  en el arte,  un acercamiento virginal a la filosofía, la lingüística y la semiótica. 


Y sin embargo, la universidad  podría facilitar al artista independiente familiaridad  no sólo con nuevas tecnologías que necesariamente tendrá que utilizar  sino también ayudarle, por ejemplo, a percatarse de tesis que ya permean su mentalidad sobre el uso de la imagen; la imagen que es, al fin y al cabo, su herramienta principal.

Cómo podemos soslayar que con anticuadas estructuras del sistema universitario se sigan creando  Escuelas de Arte que sean sólo talleres especializados del oficio para graduar estudiantes a los que el mundo les resulte ancho y ajeno. Admitiendo que el oficio, en el arte, como en  otra profesión cualquiera es un trabajo a tiempo completo,  ¿qué hay del conocimiento y la investigación?   Bueno, éstos se quedan reservados a los que van a ejercer carreras tradicionales y quienes, por su parte, a veces desconocen que la belleza, el “buen oficio” y la manipulación de la imagen, son armas poderosas capaces hasta de desvirtuar la verdad en  un mundo  de la información, que se pretende interconectado. Siendo que la universidad sería, insisto, el ambiente más propicio al artista para investigar y construir estructuras expresivas y unificadoras que faciliten el conocimiento y la interpretación intercultural del mundo.

Así como se entiende que un arquitecto  para estructurar su obra  en buena relación  con la dimensión humana, no puede o no debe desestimar ni los adelantos tecnológicos vigentes ni el contiguo espacio físico natural;  pues así debiera  entenderse que un artista no puede o no debe quedarse al margen  de los avances en las técnicas de la comunicación o desconocer “nuevas verdades” de las ciencias humanas y naturales. Ni debiera, si también quiere estructurar su  obra en buena relación  con la dimensión universal, quedarse al margen del espacio político, filosófico o espiritual  de su propio lugar;   porque  estos son, lugar de afinque, interacción, contexto y marco de referencia  de la obra inmersa en un mundo global  cambiante que  no dará marcha atrás.  


Edwin  Panofsky  sostuvo la teoría  de que las grandes catedrales de la arquitectura gótica se corresponden en la estructura de su construcción  con la estructura del pensamiento filosófico escolástico. (7)  Creemos con él, que entre los fenómenos dispares del pensamiento y entre las diversas disciplinas del conocimiento y sus acciones en el mundo suceden analogías que permiten suponer la consistencia de una unidad en los modos del pensamiento que dan lugar y configuran el análisis de un período histórico .

Si aún fuera importante entender eso que alguna vez se llamó el “espíritu de la época”, ese que permitió alcanzar y dar sentido al arte universal, el espíritu de ésta,  la época 2006 en Venezuela,  ya no es aquél  de hace cincuenta o sesenta años que en Norteamérica tuvo su sentido germinal  y enriquecedoramente pasó. Tampoco  lo es el de la Europa anterior a la primera guerra, capaz de desembocar en una idea que subsiste reiteradamente tan formidable y revolucionaria como la del Bauhaus. Estamos y lo creo modestamente, a la suficiente distancia y experiencia, al menos en el arte, para  intentar ver nuevamente  la estructura total, sin desconocer lo heredado, sin repudiar lo aprendido. Persiguiendo el hilo, atendiendo a la persistencia de los  símbolos  y las  reiteradas expresiones  formales y rituales en  diversas culturas  más allá de  edades y  geografías.   No obstante,  revisando, corrigiendo y reconstruyendo constantemente, siempre sin excluir en absoluto lo puntual,  sin excluir mansamente nuestra  mirada particular,  más bien reconociéndola por el camino  entre los claros abriendo brecha.

Para cerrar en el tema que aquí nos convoca, diremos que al método científico le concierne la verdad y le es pertinente la verificación, esto es bien claro para el caso del científico.  Pero se cree que la verdad es un asunto que al artista no le incumbe,  no obstante que sus verdades aprendidas o heredadas contaminan  su punto de vista y en consecuencia su interpretación y en consecuencia también, su expresión. Y que cuando el artista es bueno en su oficio, por empatía con el espectador, conmueve para bien o para mal a  un vasto público. La claridad en las ideas del artista si importa. Y él tiene derecho a su esclarecimiento.

 Lo digo aquí porque el artista igual que el científico  construye,  con los datos resultantes de su observación, una versión del mundo.  En la idea,  en la hipótesis, el artista anticipa mentalmente la objetivación de la obra  y luego se atreve,  a veces sin otro contexto que el de su  inmediato espacio de vida, a realizar la creación física de una estructura consteladora de intuiciones y conocimientos. Lo digo así porque el arte será y es, cuando lo es, interpretación, metáfora, símbolo  y conmoción. Según Eliott “correlato objetivo” del mundo.  Asombro y transfiguración  venida del universo paralelo; el universo de la conciencia.   Ese,  mismo  de donde surgen  las teorías de la física que son modelos matemáticos de interpretación de éste, el universo de las ciencias.  Modelos científicos que igualmente alojan  datos recogidos por los sentidos. Estructuras mentales que  exigen  de los científicos, no únicamente investigación, sino la imaginación  e intuición que crecen y se facilitan con el aprendizaje  y  su aplicación.  En la vivencia del acto de creación la intuición se despliega con  la experiencia  y  el conocimiento.  A eso se le ha llamado inspiración.  Los científicos igualmente la conocen.  Aunque viéndolo bien, tal vez,  en la creación son más interesantes las hipótesis que las  certidumbres.


Al final  habrá de reconocerse que entre el artista y el científico existen más cosas en común que diferencias. Desde luego entre ellos  “hay un lazo sensible, una analogía sensible. Ambos, el científico y el artista viven siempre, al filo del misterio que los rodea” . (8)
Gracias,
Maracaibo, a  23 de agosto del 2006.

* Conferencia dictada en la Universidad Simón Bolívar, Caracas 23 de septiembre del 2006
Ofelia Soto
Miembro No.35 de la AICA,
Cap.  Venezuela


Referencias Bibliográficas: 

    1- Robert Oppenheimer
“Prospects in the Arts and Sciences”(The concluding adress )
The Columbia University Bicentenial, December 26 1954 pg.8
PERSPECTIVES11 Spring 1955 Published in Great Britain by Maíz Hamilton Ltd.

2- Henry Flynt
”Concept Art”, Esthetics Contemporary, 1978, Prometheus Books,N.Y.

3-   R.G.Collingwood.
“Making and Creation”, Creativity in the Arts, 1964, Prentice-Hall,Inc. Englewood Cliffs N. J.

    4-  Joseph Kosuth
“Arte y Filosofía I y II”, Gregory Battcock (Ed.) La idea como Arte-Documentos sobre el arte conceptual, 1977  Edit.Gustavo  Gili  S.A. Barcelona.

5-   Sol Lewitt
“Sol Lewitt Critical Texts, 1994, Paragraphs on conceptual Art, Pg 79 (from Artforum 1967)  Incontri Internazionali D´ Arte, English version, 1994 Edit. Il Libri di A.E.I.U.O. Rome.

6-   Rosalind Krauss “The Le Witt matriz, pg. 449 .
“Sol LeWitt Critical Texts. Incontri Internazionali D’ Arte.English Version 1994. Edit. Il Libri di A.E.I.O.U. Rome

7-   Edwin Panofsky “Gothic Arquitecture and  Scholasticism Edit. Meridian Book New York 1957.

8-   J.Robert Oppenheimer.
Obra Citada.